martes, 10 de marzo de 2015

Tejer con el hilo de la Memoria: puntadas de dignidad en medio de la guerra

Durante la 2a edición del Festival por la Paz en Colombia – Memorias y Justicia Social, estuvo presente la exposición "Tejer con el hilo de la Memoria: puntadas de dignidad en medio de la guerra. Sonsón-Antioquia-Colombia 2009-2014" del Costurero por la Memoria de Sonsón junto con los bordados de Bordando por la Paz en México – Memoria y Justicia y de Compas Fuentes Rojas, gracias a Catalina Carrizosa Isaza y a Georgina Moreno. Esos productos de procesos "creativos y sanadores" cuentan los horrores vividos en medio de la guerra a través de un lenguaje bello y noble como lo es el tejido.


Durante dos dias, Catalina propuso un taller de quitapesares donde participaron muchas y muchos asistentes al Festival. Fue un espacio de construcción y reflexión sobre lo que hemos vivido en Colombia, lo que nos entristece y las angustias que queremos superar en un país donde el conflicto armado ha dejado una profunda huella. Los quitapesares son una familia de muñequitos construidos con palitos de madera, papel o alambre y recubiertos con lana y arena, contenidos en una cajita o bolsa de tela. Según las tradiciones de las comunidades indígenas que habitan el altiplano de Guatemala, se usan para espantar los miedos, alejar las tristezas; las madres los fabrican como regalo para los hijos, si los niños tienen miedo o pesadillas nocturnas, se las cuentan a estos muñequitos y los colocan debajo de la almohada cuando se van a dormir. Al levantarse, los miedos han desaparecido pues los muñequitos se los llevaron lejos, muy lejos...


El Costurero de Tejedoras por la Memoria de Sonsón es un espacio donde se agencian múltiples sentidos sobre la memoria del conflicto armado. Esta iniciativa, que surge en el 2009 con apoyo del Banco Universitario de Programas y Proyectos de Extensión -- BUPPE- de la Universidad de Antioquia y poco a poco ha ido tomando fuerza, dando paso a la voz de las víctimas que, entre hilos y agujas, como un rito sanador, perciben que tejer es construir y, en la medida que lo hacen, las vivencias, los sentimientos y los saberes se convierten en los hilos que hacen la tela de la memoria; con ella, se conjuran los miedos, se exorciza el olvido y se detiene el silencio para darle salida a la indignación, al dolor y al sufrimiento, pero también para abrigar la esperanza y la fuerza de la vida que, impetuosa, trae nuevos días para reconstruir la cotidianidad.

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